Por Saúl Langarica
Con la expansión de ISIS en naciones como Siria, Afganistán e Irak, se puede ver más cerca la formación de lo que ellos han llamado “un estado islámico”. La formación de este nuevo estado ha tenido como propósito, desde su comienzo, la expansión de una filosofía y de una religión a la fuerza. Las atrocidades cometidas por ISIS, que todos podemos ver en las redes sociales, han provocado la formación de una coalición de países de Occidente, incluyendo a Rusia, para lograr detener este sistema cuyo método de expansión es de lo más sangriento que jamás hayamos visto.
Acabo de leer una noticia de cómo una madre angustiada pidió a su hijo de 20 años que abandonara ISIS porque la madre estaba sufriendo al no tener ninguna garantía de la seguridad de su hijo. Debido a que la súplica de la madre fue hecha en público, el hijo la ejecutó en público con una bala en la cabeza. ¿Qué se puede esperar de un grupo en donde la crueldad llega a estos niveles? ¿Cuál es el respeto que estos jóvenes tienen por el resto de la humanidad?
Estos ataques sangrientos por parte de ISIS a sus pueblos conquistados y los ataques de la coalición a los lugares conquistados por ISIS, han hecho revivir los temores de una nueva guerra de grandes proporciones. De hecho, los rumores de una Tercera Guerra Mundial han estado comentándose por diferentes políticos de renombre. Recientemente Vladimir Putin, presidente de Rusia, dijo lo siguiente: “quisiera creer que en el planeta Tierra hoy no hay un loco que se decida a emplear el arma nuclear”.
Ensayo nuclear de Corea del Norte
Días después de esta declaración del presidente Putin, Corea del Norte hizo una prueba exitosa con una bomba nuclear. Nadie en el mundo se atreve a detener estas pruebas nucleares que eventualmente podrían ser usadas con personas. La ONU hizo un reclamo formal contra este ensayo de Corea del Norte, pero nadie se atreve a ir más allá que un simple reclamo. Incluso Estados Unidos ya no tiene ni la autoridad, ni el respeto, ni las finanzas para detener a personas con tal sed de poder como ISIS o como Corea del Norte. Aparentemente ya no existe nadie que detenga a personas que quieren la extinción de naciones enteras.
La realidad es que nunca se ha inventado un arma que eventualmente no se use. Estados Unidos usó dos bombas atómicas para una causa que ellos creyeron justa, para detener a los japoneses en la Segunda Guerra Mundial. En este tiempo presente hay muchas naciones que tienen en su posesión armas atómicas, nucleares y químicas que podrían usar sin problema para situaciones que, en su propio criterio, son también justas, por ejemplo: muchos quisieran la desaparición del estado de Israel, de los Estados Unidos, o del mundo occidental por completo.
Los vientos y rumores de una Tercera Guerra Mundial no son infundados. Si personas como Vladimir Putin mencionan esta posibilidad, ¿por qué nosotros, personas comunes, debemos esconder nuestra cabeza debajo de la arena tratando de pensar que una guerra así nunca más sucederá?
Supuestamente la Primera Guerra Mundial “terminaría con todas las guerras”. Pero no fue así. Vino una Segunda Guerra Mundial y luego han venido cientos de guerras grandes y pequeñas que no han podido establecer en el mundo la paz tan esperada.
Ocultando la cabeza en la arena
El mundo de Occidente supuestamente tiene la Biblia como el libro que dirige su vida moral y espiritual. En este libro se afirma de manera categórica que se acerca una tercera guerra de grandes proporciones para este mundo. Muchas personas en nuestra sociedad están distraídas y adormecidas por el dinero, por el poder, por las diversiones, por las redes sociales, etcétera. Pero no se darán cuenta de la realidad de una Tercera Guerra Mundial, sino hasta que llegue el momento profetizado por Dios, cuando dijo: “Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:37-39).
Definitivamente viene una Tercera Guerra Mundial que Dios mismo ha profetizado. Esta guerra precederá a la segunda venida de Jesucristo, para finalmente establecer la paz en esta Tierra. Esta Tercera Guerra Mundial tendrá como centro de conflicto a Jerusalén, la capital de la nación más odiada y perseguida de la historia. De acuerdo con la Biblia, esta Tercera Guerra Mundial será la última, para luego dar paso al gobierno de Dios sobre la Tierra. “He aquí, el día del Eterno viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos. Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. Después saldrá el Eterno y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla… Y el Eterno será rey sobre toda la tierra. En aquel día el Eterno será uno, y uno su nombre” (Zacarías 14:1-3, 9).
El Rey del Norte y el Rey del Sur
La Biblia profetiza que en “los últimos tiempos” se levantarían dos conglomerados de naciones dirigidos respectivamente por gobernantes extremadamente astutos y poderosos. Uno de los conglomerados de naciones será principalmente de Europa Occidental y será llamado en el lenguaje bíblico, el “Rey del Norte”. Este rey tendrá como estandarte a la religión oficial de occidente y en nombre de dicha religión hará la guerra a un segundo conglomerado de naciones.
El segundo conglomerado tiene que ver con naciones principalmente del Medio Oriente y también tendrá a una religión como su estandarte para cometer todo tipo de atrocidades.
La Biblia no revela la identidad exacta del “rey del sur”. Pero Moab, Egipto y las antiguas naciones de Edom, sí son mencionados específicamente en la profecía (Daniel 11:41); como dice Daniel, Edom y Moab lograrán escapar de la represalia del “rey del norte”, pero no Egipto. Por lo tanto, el líder de Egipto parece ser un buen candidato para cumplir el rol del “rey del sur” o Egipto para ser una de las naciones que lo conformen.
Para cualquier persona que recuerda la historia, no debería ser extraño hablar de una guerra entre estos dos conglomerados de naciones, siendo que ya han habido guerras atroces entre los defensores de estas dos religiones oficiales: la católica y la musulmana. Las guerras de las cruzadas nos traen recuerdos tristes.
La Biblia dice que una guerra de grandes proporciones dará comienzo entre estos dos conglomerados de naciones: el Rey del Norte y el Rey del Sur. “Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará. Entrará a la tierra gloriosa, y muchas provincias caerán; mas éstas escaparán de su mano: Edom y Moab, y la mayoría de los hijos de Amón. Extenderá su mano contra las tierras, y no escapará el país de Egipto. Y se apoderará de los tesoros de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto; y los de Libia y de Etiopía le seguirán” (Daniel 11:40-43).
En medio de esta guerra entre los reyes del norte y del sur, Jerusalén también será invadida porque de alguna manera ambos conglomerados de naciones rechazan a los judíos y a su capital. Europa occidental —rey del norte— y varios de los musulmanes organizados —rey del sur— rechazan a los judíos. Esta guerra será la oportunidad para “poner orden en el Medio Oriente”, especialmente en Jerusalén.
Jerusalén otra vez en el centro del conflicto
Cuando Jerusalén sea rodeada de ejércitos, será el inicio de lo que la Biblia llama la “Gran Tribulación”, o sea, una guerra de grandes proporciones que eventualmente incluirá a la mayoría de las naciones del mundo: una Tercera Guerra Mundial. “Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella. Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas” (Lucas 21:20-22).
El Evangelio de Mateo lo pone en otras palabras: “porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mateo 24:21-22).
Finalmente terminarán todas las guerras
En esta confrontación entre los reyes del norte y del sur, Jerusalén será invadida y entonces empezará una guerra sin control en la cual las naciones sacarán lo mejor de sus armamentos para finalmente usarlos en contra de otros seres humanos. La guerra será de tales proporciones que podría hacer desparecer a toda la raza humana del planeta. Antes que esto suceda, cuando los seres humanos estén a punto de autodestruirse, entonces Jesucristo vendrá a establecer, a la fuerza, su gobierno de paz en esta Tierra.
Creámoslo o no, Dios mismo ha profetizado que viene sobre esta Tierra un tiempo de guerra como nunca antes se ha experimentado. Este tiempo se llamará la “Gran Tribulación”. Esta guerra avanzará en un corto tiempo hasta incluir a todas las naciones de la Tierra, o sea, una Tercera Guerra Mundial. Afortunadamente en este punto Cristo sí terminará con todas la guerras. Jesucristo vendrá a esta Tierra a establecer un gobierno de paz duradera. Si usted no lo cree, por lo menos valdría la pena que corrobore con la Biblia lo que Dios dice en relación con los últimos tiempos que estamos viviendo.