Por Alfredo Arboleas
El cristianismo tradicional está preocupado por llenar sus templos de fieles y hacen sus mejores esfuerzos para tener nuevos seguidores cada día. Fundamentan esta conducta en que estamos viviendo en la única época de salvación disponible para la humanidad. Ellos dicen que si una persona no se salva en este tiempo se perderá para siempre.
Pero, que una idea sea aceptada y seguida por la gran mayoría no significa que sea la correcta. Para conocer la respuesta correcta debemos buscarla en el “manual de instrucciones” que Dios dejó a su pueblo, la Biblia.
En la Palabra de Dios se nos dice que el pueblo de Dios en la actualidad, es decir, la Iglesia de Dios, al contrario de lo que la mayoría piensa, es un pueblo muy pequeño, casi insignificante, comparado con la población mundial. Justamente ésta es una de las enseñanzas que nos deja la fiesta de Pentecostés.
Necesitamos entender el significado de esta fiesta santa para darnos cuenta de que la Iglesia de Dios sería una manada pequeña, una “cosecha pequeña”, en esta primera etapa del plan de Dios.
En este artículo veremos algunas razones de por qué la Iglesia de Dios siempre ha sido pequeña y lo seguirá siendo hasta la segunda venida de Jesucristo.
1. Dios no quiere llamar a todo el mundo a formar parte de su Iglesia ahora.
La Palabra de Dios es muy clara en Romanos 11:5, que nos dice: “…en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia”. La palabra “remanente” aplicada a personas, nos da la idea de un grupo pequeño reservado para un propósito especial.
En Lucas 12:32 la Biblia nos dice: “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino”. Aquí, de manera directa, Dios llama a su pueblo “manada pequeña”, haciendo nuevamente alusión a un grupo muy reducido, al cual le tiene reservado el Reino a la segunda venida de Jesucristo.
2. Dios tiene un plan de salvación representado por las cosechas de granos y frutos, expresado en siete fiestas anuales.
Existía una primera cosecha en primavera (en Jerusalén y alrededores). Esta cosecha era de granos, pequeña, llamada también “siega”. Esta primera cosecha, espiritualmente, se está llevando a cabo en este tiempo y se terminará en la segunda venida de Cristo. Había una segunda cosecha de frutos en el otoño (también en Jerusalén y alrededores), grande y abundante. Espiritualmente esta cosecha grande se llevará a cabo a partir del retorno de Jesucristo.
En Éxodo 23:16 Dios nos dice: “También la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores, que hubieres sembrado en el campo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de tus labores del campo”. La fiesta de la siega, llamada también Pentecostés en el Nuevo Testamento, representa una cosecha pequeña de personas en esta época. En cambio, la fiesta de la cosecha a la salida del año, llamada Tabernáculos, representa una gran cosecha de personas.
En Éxodo 34:22 nos dice Dios nuevamente: “También celebrarás la fiesta de las semanas, la de las primicias de la siega del trigo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año”.
3. Los cristianos actuales somos “las primicias de la salvación”.
Lo que implica la Biblia es que ahora el pueblo de Dios es pequeño, pero en el futuro será grande y numeroso.
En Santiago 1:18 se nos dice: “Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas”. Claramente Dios identifica a sus hijos como primicias, dando a entender que son un grupo pequeño, pionero de un grupo mayor, que vendrá luego del retorno de Jesucristo.
En Apocalipsis 14:4 el apóstol Juan nos dice: “Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero”.
En la actualidad vemos a un grupo pequeño de verdaderos cristianos, frente a los más de 2.000 millones de cristianos tradicionales que no conocen ni al verdadero Jesucristo ni el verdadero evangelio. Hay además alrededor de dos tercios de población mundial que profesa otras religiones o no tiene creencias religiosas. En esta época existe sólo un pequeño grupo de personas que conocen al verdadero Jesucristo y el verdadero evangelio del Reino de Dios. Todos estos billones de personas deberán esperar la época posterior al retorno de Jesucristo para recibir su oportunidad de salvación. Dios desea que todos tengamos una oportunidad de salvación, pero deberá ser conforme a sus leyes y a su debido tiempo, conforme a su plan maestro de salvación.
4. Existen épocas de salvación concordantes con las cosechas.
En 2 Corintios 6:2, la Versión Israelita Nazarena de la Biblia expresa lo siguiente: “porque dice: en tiempo favorable te escuché, y en día de salvación te socorrí. ¡Miren, ahora es un tiempo favorable! ¡Miren, ahora es un día de salvación!”.
En el plan de Dios hay distintas épocas de salvación, y la nuestra es una época de salvación que termina hasta la venida de Cristo. No es la única, ya que a partir del regreso de Cristo habrá otra etapa de salvación.
En 1 Pedro 4:17 se nos dice: “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios…”. La Iglesia de Dios está ahora bajo el juicio de Dios. El mundo entero no está siendo juzgado en esta época, pero lo estará en el futuro. Nuevamente, la idea de un pequeño grupo bajo el juicio de Dios ahora, la Iglesia de Dios, es lo que sobresale.
5. Este pequeño grupo son los primogénitos de Dios desde ahora.
En Hebreos 12:22-23 se nos dice: “sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos”.
Esto significa que la Iglesia está formada por las personas que nacerán primero, a través de la resurrección a vida espiritual, en el Reino de Dios. De ahí el término “primogénitos”, porque son los primeros nacidos de otros que nacerán después. La Biblia afirma que el pueblo de Dios es un grupo reducido que Él ha llamado ahora para ayudar a los que serán llamados después. Dios, al regreso de Jesucristo, llamará a su Iglesia a una gran cantidad de personas que nacerán en su familia en otro momento, durante el milenio y durante el juicio ante el Trono Blanco y nosotros los podremos servir, instruir y ayudar a todos ellos.
Al celebrar la fiesta de Pentecostés no sólo aprendemos que Dios hace que su Espíritu Santo esté disponible para los que se arrepienten, sino que la Iglesia de Dios es en la actualidad una manada pequeña de personas a las cuales Dios les ha prometido que serán los primeros en ingresar a su Reino eterno.