Muchos de los jóvenes actuales de la Iglesia de Dios empezaron a asistir a la Fiesta de los Tabernáculos desde que eran bebés. Cada año esperaban ansiosamente la fiesta debido a que compartirían estos ocho días con los amigos, además usarían las piscinas, jugarían mucho a la orilla del mar, etc. Un jovencito le llamaba a esta fiesta santa, “la fiesta de las piscinas.”
Dios se ha valido de esos medios físicos para abrir la mente a Su verdad a muchos de los jóvenes. Muchos de aquellos niños ahora van a las mismas fiestas santas por diferentes razones: Por encontrarse con los amigos de antaño pero ahora para animarse mutuamente a permanecer “alejados del mundo.” Ahora estos mismos niños de antaño van a la fiesta a reencontrarse con la verdad de Dios ya sin el impulso de sus padres. Muchos Algunos de aquellos niños de antaño ahora se están convirtiendo en los líderes de la Iglesia de Dios.
¿Porque vamos a la fiesta?
¿Porque vas, tú joven, a la fiesta de los Tabernáculos en la actualidad? Las respuestas pueden ser diversas, pero lo cierto es que a medida que pasan los años las razones por las que vamos a la fiesta van cambiando… van madurando.
Ciertamente la fiesta de los Tabernáculos debemos guardarla en familia.
Deuteronomio 16:13-15 “La fiesta solemne de los tabernáculos harás por siete días, cuando hayas hecho la cosecha de tu era y de tu lagar. Y te alegrarás en tus fiestas solemnes, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus poblaciones. Siete días celebrarás fiesta solemne a Jehová tú Dios en el lugar que el Eterno escogiere; porque te habrá bendecido Jehová tú Dios en todos tus frutos, y en toda la obra de tus manos, y estarás verdaderamente alegre.”
Debido a que vamos a obedecer una orden de Dios como familia, es correcto que vayamos a la fiesta aunque nuestras razones no sean tan espirituales como debieran. Dios sabe que a medida que maduremos, las razones para ir a su fiesta de Tabernáculos van a ir cambiando con el tiempo. Por lo tanto, si vamos a la fiesta para ver a los amigos, está bien. Si vamos porque habrá baile de jóvenes, excelente. Si vamos para conocer a chicos o chicas extranjeras, está bien. Lo importante es ir, tal vez solamente porque nuestros padres nos lo piden. Dios se encargará de honrar nuestra obediencia a nuestros padres.
Efesios 6:1-3 “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.”
El entendimiento espiritual viene después de la obediencia
Para nosotros, quienes somos padres, llevar a nuestro hijos a la fiesta de Tabernáculos es de suma importancia porque sabemos que tal vez aun por razones físicas, ellos tratarán de sujetarse a nosotros y a Dios. Cuando el tiempo pase y los hijos sigan obedeciendo aun sin entender las razones espirituales de la fiesta, sabemos que llegara el momento en que las entenderán. Dios dice que antes del entendimiento debe venir la obediencia.
Salmos 111:10 “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; Su loor permanece para siempre.”
El hecho de que nuestros hijos vayan a la fiesta de tabernáculos, nos hace felices también a los padres porque sabemos que esta es parte de la responsabilidad que Dios nos ha dado.
Deuteronomio 6:6-9: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.”
La fiesta de los Tabernáculos es una manera sabia de “repetir las cosas de Dios” a nuestros hijos. Tarde o temprano las palabras de Dios se harán parte del carácter de los hijos, como hemos ya visto muchos casos de jóvenes que se han bautizado.
Nuestra esperanza es que la fiesta de los Tabernáculos les dé a nuestros jóvenes el impulso anual que necesitan para acercarse a la iglesia aunque por ahora solamente sea por lo físico: Que hagan amigos, que bailen juntos, que hablen de sus preocupaciones, etc. Aun esto Dios lo honra y El eventualmente hará cambiar nuestras razones para ir a la fiesta.
Cuando se es niño o jovencito es válido a los ojos de Dios asistir a la fiesta únicamente por obedecer a los padres o por disfrutar de las cosas físicas. Obviamente es incorrecto que faltemos a los servicios. Sabemos que para algunos jóvenes los servicios de la fiesta no son la parte más importante, pero nuestros padres nos lo piden y por ello debemos ir de todas maneras. Los servicios son parte del “paquete” de la fiesta para que podamos disfrutar del resto.
Cuando ha pasado cierto tiempo resulta que también empezamos a “disfrutar” de lo que se dice en los servicios de Dios. Algún día llegará el momento cuando los servicios de Dios se convertirán en la parte fundamental de la fiesta. Dios quiere que los jóvenes se gocen inmensamente de las cosas físicas de la fiesta, pero también Él quiere que empecemos a forzarnos un poco en reflexionar que la fiesta no es solamente física.
“Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.” Eclesiastes 11:9-10
Tenemos que entender todos en la iglesia de Dios que Dios ha programado Su Fiesta de Tabernáculos de tal manera que haya tiempo para todo:
“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.” Eclesiastes 3:1-7
Usemos el tiempo bien y al máximo
En la fiesta de Tabernáculos cada uno debemos discernir como debemos usar el tiempo que estamos viviendo en ese momento preciso. Cuando sea tiempo de reír, debemos reír con ganas, con sinceridad y con alegría. Cuando sea tiempo de bailar entonces debemos bailar con todas nuestras ganas. Cuando sea tiempo de comer entonces debemos comer de todo lo que Dios pone a nuestra disposición. Cuando sea tiempo de dormir debemos aprovechar al máximo ese tiempo para reponer energías. Cuando sea tiempo de servicios debemos poner toda nuestra atención, tomando notas y abriendo la Biblia. Todo esto es parte “del paquete.”
No podemos hacer de los servicios tiempo para reír. No podemos hacer del tiempo para dormir, tiempo para bailar. Tampoco podemos hacer del tiempo para bailar, tiempo para meditar.
Dios quiere que usemos el tiempo al máximo, pero recordemos que todo tiene su tiempo.
Si a algún joven no le interesa la fiesta de los Tabernáculos porque “tiene que ir a los servicios”. ¿Acaso este joven puede hacer algo para que los servicios le interesen? El joven y aun el niño pueden hacer mucho por hacer que las cosas espirituales les interesen. Ese “algo” es la oración. Pienso que todo joven en la iglesia debe saber que la oración es lo mínimo que se puede hacer entre nuestras responsabilidades espirituales.
Cuando un joven o un niño oran, Dios empieza a trabajar con él. Su mente empieza a “despertar a las cosas espirituales.” Este joven que ora no se siente “tan incómodo” al ir a los servicios. No se siente “tan incómodo” al tener que hablar a otros de las convicciones de él o de sus padres.
Los jovencitos pueden interesarse en las cosas espirituales
De esta manera vemos a Jesús desde niño y jovencito yendo todos los años con sus padres a guardar las “fiestas de su Padre.”
Lucas 2:41-46: “Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua; y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta. Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo supiesen José y su madre. Y pensando que estaba entre la compañía, anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y los conocidos; pero como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole. Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles.”
Vemos a Jesús asistiendo con sus padres todos los años a las fiesta de la Pascua con sus padres. De la misma manera lo hacían Jesús y su familia para la fiesta de los Tabernáculos, como lo afirma Juan 7.
También vemos a Timoteo desde niño “sabiendo las sagradas Escrituras.” Las sagradas escrituras dicen que Timoteo era así porque había obedecido tanto a su madre como a su abuela en las cosas de Dios.
2 Timoteo 3:14-15: “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.”
También vemos a los jovencitos Sadrac, Mesac y Abed Nego haciendo las cosas de Dios a pesar que en Babilonia, en donde se encontraban exiliados, las condiciones no eran muy buenas para obedecer a Dios.
Daniel 3:15-18: “¿Están ustedes dispuestos, tan pronto como oigan la música, a inclinarse ante la estatua que yo he mandado hacer, y adorarla? Porque si no la adoran, ahora mismo serán arrojados a un horno encendido; y entonces, ¿qué dios podrá salvarlos? —No tenemos por qué discutir este asunto —contestaron los tres jóvenes—. Nuestro Dios, a quien adoramos, puede librarnos de las llamas del horno y de todo el mal que Su Majestad quiere hacernos, y nos librará. Pero, aun si no lo hiciera, sepa bien Su Majestad que no adoraremos a sus dioses ni nos arrodillaremos ante la estatua de oro.”
¿De qué depende que un jovencito se interese por las cosas espirituales y otro jovencito no se interese por ellas en la Iglesia de Dios? Los jóvenes que se han interesado en las cosas de Dios han tenido dos características básicas: Han obedecido a sus padres y han orado. El obedecer a los padres de la Iglesia nos lleva a guardar los sábados y las fiestas santas en el aspecto físico. El orar hace que Dios nos dé el interés por las cosas espirituales. El orar hace que nuestros intereses físicos vayan poco a poco madurando hacia lo espiritual.
Por lo tanto, ahora que vayamos a la fiesta de los Tabernáculos esperamos que los jóvenes disfruten de las cosas físicas de la fiesta al máximo, pero sepan que Dios los juzgará si no hacen las cosas dentro de los límites que El mismo ha puesto. Entonces jóvenes, sujétense a los horarios de la fiesta. Sujétense a sus padres, a las personas encargadas de las actividades. Pero dentro de esto también acuérdense de orar para que Dios les del interés y el gusto por las cosas espirituales de la fiesta. ¡Dios quiera que disfrutemos todos de esos ocho días maravillosos a donde vayamos a guardar la Fiesta de los Tabernáculos!