Tener un amigo duradero equivale a ser una persona rica. Se ha dicho que el valor de un verdadero amigo sobrepasa las riquezas. Los que hayan tenido la bendición de haber encontrado un amigo así en su juventud, han podido comprobar esto.
El Rey Salomón dijo: “En todo tiempo ama el amigo…” (Proverbios 17:17). Poseer un amigo que ama en todo tiempo, aún en tiempos de adversidad, es invaluable. Pocos son los que poseen amigos así, pero todos quisiéramos tener uno, ¿no es verdad? ¿Cómo podemos adquirir amistades de ese calibre? ¿Cómo encontrar un amigo para siempre?
Por lo general, las amistades inician cuando comenzamos a asociarnos regularmente con personas de mente similar a la nuestra. Casi nunca tenemos amistades que piensen en forma muy diferente a nosotros. El profeta Amos preguntó: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amos 3:3). A nadie le gusta relacionarse ni ser amigos de personas que tengan gustos y/o pensamientos diametralmente opuestos. Por ende, tener amistades valiosas depende y comienza en nosotros mismos y en el tipo de persona que seamos. Nuestras amistades reflejarán nuestros gustos y nuestros pensamientos.
Cuando encontramos a personas que piensan como nosotros, tendemos a desear pasar más tiempo con ellos, y cuando esto sucede, generalmente nace la amistad. Como regla general, las amistades permanecen mientras no cambien diametralmente las circunstancias que propiciaron dicha amistad en un inicio. Y esto es cierto tanto en lo bueno, como en lo malo. Si buscamos el mal, la perversión o la violencia, pronto encontraremos en nuestro camino a los de pensamiento similar. Pero, si buscamos el bien, la justicia y la virtud, igualmente encontraremos a los que buscan lo mismo. En ambos casos, desearemos pasar tiempo con los de pensamiento similar al nuestro.
El Rey Salomón, hablando de las cuestiones de la vida, mencionó lo importante que es el mantener un corazón puro y bueno. Dijo: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23). Lo que pensamos, es decir, lo que guardamos en nuestro corazón, refleja quienes somos: “Porque cual es su pensamiento en su alma, tal es él”, dice en Proverbios 23:7. Así que, nuestras amistades también reflejarán quienes somos, porque si no pensaran igual que nosotros, no andaríamos juntos, ¿no es cierto?
De entre todas las amistades surgirán los buenos y los malos matrimonios, porque casi siempre tendemos a casarnos con quienes han estado cercanos a nosotros. Además, la mayoría de los matrimonios consideran que su cónyuge es su más cercano y mejor amigo o amiga. Por lo tanto, encontrar a la pareja ideal comienza con nosotros mismos y con nuestros pensamientos. Si nuestros pensamientos son buenos, puros y enfocados en Dios, tenderemos a relacionarnos con personas que también piensan así, y seguramente, de entre estas personas, surgirá el amor de nuestra vida.
Por otro lado, si nuestros pensamientos son malos, pervertidos y pecaminosos, lo más probable es que terminaremos casándonos con alguien que piense de la misma forma.
La Biblia registra las palabras de Salomón: “El que anda con los sabios, sabio será; mas el que se allega a los necios, será quebrantado” (Proverbios 13:20). El apóstol Pablo, igualmente, nos advierte que no creamos que las malas amistades no nos puedan dañar. Él dijo: “No erréis: las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33). Esto significa que por más que hayan tratado nuestros padres de educarnos durante los años de formación, si después nos asociamos con personas cuyas conversaciones son malas, nos corromperemos. Las malas amistades y sus conversaciones se encargarán de ir desmantelando y echando por tierra todo lo bueno que pudo haberse construido en nosotros desde la niñez.
El desafío para los jóvenes cristianos de hoy es grande, ya que encontrar a alguien que comparta las metas y principios basados en la palabra de Dios, es cada vez más difícil, en un mundo que promueve el libertinaje y el pecado. ¿Cómo poder encontrar, en este mundo, a un joven que no haya sido ya seducido por los distractores y pasatiempos mundanos? ¿Cómo encontrar a algún joven o jovencita que haya podido preservar puro su cuerpo y su mente, porque conoce lo que Dios espera de él o ella? ¿Quién no ha caído aún bajo tanta presión de este mundo malo? ¿Quién posee la religión pura? Según Santiago, la religión pura es “guardarse sin mancha del mundo” (Santiago 1:27). Encontrar a alguien así solo sucederá si uno mismo está viviendo de esa manera. Si uno se concentra en buscar primeramente a Dios y su justicia, verá que, con el tiempo, todo lo demás le será añadido; tal y como Dios lo ha prometido (Mateo 6:33).
Jóvenes, no lo olviden, muy probablemente su futura pareja surgirá de entre sus amistades de hoy. En otras palabras, sus amigos de hoy reflejan el rostro de su futura pareja. Si desean encontrar a una persona que valga la pena, comiencen primero por ustedes mismos. Pídanle a Dios que les ayude a convertirse a ustedes en personas valiosas. Pidan a Dios por sus amigos de los cuales en el futuro alguien podría llegar a ser su esposo o esposa, quien también será “un amigo para siempre”.