Ariel y Karen Rosales
Bajo los acordes de la marcha nupcial, Karen Elizondo, de México, quien lucía radiante, feliz y llena de amor, hizo su entrada alrededor de las 13:00 hrs. del 28 de diciembre, en el bello jardín de la Hacienda Del Conde en León, Guanajuato, México, y tomada del brazo de su padre, Don Guilebaldo Elizondo, caminó ataviada en un vestido blanco bellamente decorado hacia el estrado donde la esperaba su ahora esposo, Ariel Rosales, de Argentina.
Seguida por las miradas amorosas de los casi 200 invitados, Karen cruzó el jardín para llegar al punto central donde el ministro de Dios, Adán Langarica, daría inicio a la ceremonia religiosa.
Visiblemente emocionado y un tanto nervioso, Ariel Rosales recibió de la mano del Sr. Elizondo a su futura esposa, y mientras se prodigaban miradas de complicidad, el Sr. Langarica daba comienzo a la unión de estos dos maravillosos jóvenes, quienes se conocieron durante la Fiesta de Tabernáculos del 2013, en Mendoza, Argentina.
Mientras se escuchaban las palabras sobre el propósito del matrimonio y la importancia por la que Dios lo estableció para el hombre como parte esencial para que éste desarrolle su asombroso potencial humano, Ariel y Karen mantuvieron las manos entrelazadas y por momentos parecía que los ojos se les enrojecían.
Pasadas las 13:30 hrs., el Sr. Langarica se dirigió a los novios para hacerles la pregunta que todo el mundo estaba esperando… y tras ambas respuestas afirmativas e intercambiarse los anillos, los declaró ante Dios, marido y mujer.
La comida y la música, símbolo de la felicidad de los contrayentes, envolvió el centro del jardín cubierto por una carpa, un sitio bellamente enmarcado por árboles y un clima excepcional donde el sol bañó a los asistentes, quienes se deleitaron con la pareja y sus familiares.
La pareja, con amplias sonrisas, no dejaba de mirarse. Más tarde, Ariel le dedicó una bella melodía a su esposa, mientras los asistentes éramos testigos de los detalles de amor que el novel esposo tenía con Karen, quien no podía disimular su emoción.
Ya por la noche, un grupo de tradicionales Mariachis —grupo de artistas ataviados con trajes típicos que tocan música mexicana con instrumentos de viento y cuerdas— aparecieron bajo la carpa e hicieron estremecer a la concurrencia con sus voces, Además pusieron a cantar a los familiares de los novios… y nuevamente Ariel le cantó a su esposa, acompañado del mariachi, la canción “¿Sabes una cosa?”, lo que emocionó a los invitados.
Una bella boda, pero sobre todo, una unión de jóvenes temerosos de Dios que con su bendición tendrán un bello matrimonio, ¡que Dios los bendiga grandemente a ambos!, porque ése es el deseo de todos sus familiares, amigos y hermanos.
Para su luna de miel viajaron a Argentina, país donde además radicarán.
Jesús y Martha Carrera
Ataviada en un exquisito reboso bordado por las manos artesanas de la sierra guerrerense, Martha Gabriela Morán —la radiante novia— caminó en medio de los jardines del Hotel Posada San Javier, enclavado en el pueblo mágico de Taxco —famoso por sus artesanías y yacimientos de plata— con una sonrisa enmarcada por el bellísimo collar de plata que hacía juego con sus aretes y engalanada por el turquesa de su ajuar, donde la esperaba emocionado Jesús Carrera.
Los alrededor de 50 invitados esperábamos el momento en que con la bendición de Dios y en medio de un excepcional clima soleado, los novios se unieran en matrimonio bajo una ceremonia realizada por el ministro de la Iglesia de Dios, Adán Langarica, el pasado domingo 11 de enero de 2015.
Rodeados de una calidez inigualable durante la ceremonia religiosa, Jesús Carrera y Gabriela Morán unieron sus vidas teniendo como testigos a familiares y amigos, quienes junto a la pareja de los ahora esposos se regocijaron de la felicidad que irradiaban.
Una vez que el señor Langarica les impuso las manos y los declaró marido y mujer, Jesús y Gabriela caminaron entre los invitados al tiempo que les llovían pétalos de rosas blancas y al grito de “¡vivan los novios!”.
Tras felicitar a los ya esposos, se sirvieron algunos aperitivos para después efectuar las tradicionales fotografías oficiales con la familia de los contrayentes y los miembros de las familias y amigos de cada uno de ellos, presentes en la celebración.
Después de tomarse varias fotografías en los jardines del hotel, los novios se trasladaron al salón San Javier, donde los invitados ya los esperábamos para continuar las celebraciones del enlace del matrimonio Carrera Morán, que saludó por primera vez a los presentes como marido y mujer para inmediatamente efectuar un brindis con champaña.
Finalmente, y luego de compartir una excelente comida, se despidieron de los invitados mesa por mesa para partir a su luna de miel en la bella playa mexicana de Puerto Vallarta.
Cabe señalar que Jesús Carrera vive en Albuquerque, Nuevo México, y Martha Gabriela en Taxco, Guerrero, México, por lo que la pareja, al regreso de su luna de miel, terminará de ultimar detalles en la ciudad guerrerense para posteriormente mudarse a los Estados Unidos.
¡Felicidades, Jesús y Martha Gabriela! Que Dios los llene de dicha, paz y armonía siempre en el vínculo de nuestro Señor Jesucristo.
—Por Jorge Iván Garduño