Queridos hermanos:
¡Cuán rápido transcurre el tiempo! Tan pronto comienza el año calendario 2022, en cuestión de momentos ya estamos a mediados del año. Cada año, después de observar la Pascua y los días de Panes Sin Levadura, comenzamos el proceso de inscripción para la fiesta de Tabernáculos. Este año comenzó el primero de mayo. Este proceso nos pone en modo fiesta, y parece que eso hace que en el resto del año, se acelere el paso del tiempo. Sólo unos pocos meses más ¡y estaremos en la fiesta!
Espero que hayan tenido una maravillosa y profunda Pascua y fiesta de Panes Sin Levadura. Una cosa que fue sobresaliente para mí es cuánto habíamos extrañado estar juntos. Muchos pastores me han dicho que este año tuvimos la mayor asistencia presencial desde los días santos de 2019. Esto fue hace tres años. La Pascua y los Panes Sin Levadura fueron bastante diferentes de los de los últimos dos años —2020 y 2021. Y 2020 fue verdaderamente inusual, porque por primera vez (si mi memoria no me falla), todos guardamos la Pascua en nuestras casas. Fue un servicio muy conmovedor e inspirador tanto para mi esposa como para mí, pero aun así nos sentíamos un poco vacíos. No por el servicio o el significado de esa tarde. Todo esto tuvo mucho peso, pero la ausencia de personas creó un vacío.
Este año fue mi pascua #54. Recuerdo cuando era un joven que crecía en la parte nororiental de Arkansas y veía a mis padres prepararse para viajar a Memphis para el misterioso servicio. Yo no podía asistir, pero ellos se vestían muy bien y se llevaban consigo unas vasijas y unas toallas. Yo sabía por las Escrituras de qué se trataba el servicio hasta cierto punto, pero como nunca había asistido a un servicio de Pascua, no sabía realmente de qué se trataba hasta que me bautizaron en 1969.
El servicio en sí mismo se realiza según el mismo formato cada año. Seguimos el ejemplo de Cristo y nos lavamos los pies unos a otros, luego tomamos el pan y luego el vino. Terminamos el servicio con un himno y luego volvemos a nuestros hogares para pensar en lo que acabamos de hacer. El servicio de la Pascua es el servicio más solemne del año, seguido a la noche siguiente por el momento de más celebración del año, la Noche de Guardar.
Como este año terminamos la Pascua y los días de Panes Sin Levadura con unos “servicios normales”, me acordé de un sermoncillo que oí durante la fiesta acerca de “porqué era importante que estuviéramos juntos”. También pensé en un sermón que dio Clyde Kilough acerca de este tema, que fue escuchado por todas las congregaciones antes de la Pascua este año. El sermoncillo y el sermón tuvieron en cuenta que mientras Hebreos 10:25 era una escritura importante y la utilizábamos para animarnos a hacer el esfuerzo de estar en los servicios de sábado cada semana, necesitamos leer toda la sección para tener el contexto, comenzando con el versículo 24. Veamos qué nos dice esto: “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:24-25).
Ésta es una frase larga, pero tiene un idea o tema común. El término “unos a otros” es con frecuencia utilizado por el apóstol Pablo en sus escritos cuando él anima a los miembros a “ser benignos unos con otros”, “perdonándoos unos a otros” (Efesios 4:32), que: “os améis unos a otros” (1 Tesalonicenses 4:9) y os “saludéis unos a otros” (1 Corintios 16:20).
Esta expresión “unos a otros” tiene un significado especial para la Iglesia y describe en dos sencillas palabras la idea de un cuerpo y una familia, donde debemos enfocarnos primero en Dios, pero después en “los otros”. La forma en que nos tratamos los unos a los otros dice mucho acerca de nuestro propio cristianismo. Entonces, cuando usted pone estos versículos juntos, vemos la importancia de estar juntos en el sábado y los días de fiesta. Esto es para mí, lo que ha hecho que este año las fiestas hayan sido tan animadoras.
Hemos visto cómo nuestra asistencia a los servicios presenciales se ha ido aumentando lentamente, pero esta tendencia se aceleró en esta temporada de fiestas que recientemente acaba de pasar. También me alegró mucho la respuesta en la ofrenda que recogimos presencialmente. Aunque todavía ofrecemos la opción en línea para hacer la ofrenda, aproximadamente el 80 a 90 por ciento de los miembros dieron sus ofrendas en persona en los días santos de Panes Sin Levadura este año. La Iglesia tomó la determinación varios años atrás, de que hacer las ofrendas en línea no implicaba quebrantar las instrucciones en Deuteronomio 16:16 de: “Y ninguno se presentará delante del Eterno con las manos vacías”. Pero para muchos, todavía hay algo especial en traer la ofrenda a los servicios y entregarla ahí. Ambas opciones están bien, pero hay mucha tradición e historia ligadas a dar la ofrenda en persona.
Quisiera agradecerles a todos por la generosidad que mostraron durante esta temporada de fiestas. No tengo todas las estadísticas de las congregaciones de Estados Unidos, pero los datos preliminares muestran que este año rompimos el récord de las ofrendas de estos dos días santos. Su generosidad no es algo nuevo. En la pandemia todos ustedes han sido muy generosos, y le han dado a la Iglesia la maravillosa oportunidad de pagar dos hipotecas y expandir la predicación del evangelio un 30 por ciento más en un solo año. A pesar de las tinieblas en este mundo, tenemos el futuro más prometedor para hacer la obra de Dios.
Volvamos a Hebreos 10:24-25. Para exhortarnos al amor y a las buenas obras es necesario estar juntos. Por supuesto, uno lo puede hacer con una tarjeta o una llamada telefónica, pero no hay nada más efectivo que estar con otros cada semana. Con pocas excepciones, cada vez que asisto a un servicio de la Iglesia aprendo algo nuevo acerca de alguien —una prueba particular, un evento animador o sólo un cambio en las circunstancias de la vida. Tenemos solicitudes de oración cada semana, pero esto sólo es una parte de lo que la gente está teniendo que afrontar. Estoy seguro que hay muchas personas como yo, que no son muy dadas a hacer una solicitud de oración a nivel general, pero aprecian y valoran el poder compartir su vida con otros en los servicios de la Iglesia.
Hermanos, espero que la tendencia a volver a la “normalidad” en los servicios de la Iglesia continúe en los próximas semanas y meses. Tenemos otro día santo que ya está muy próximo: el día de Pentecostés —y unas pocas semanas después, las cuatro últimas fiestas del año: Trompetas, Expiación, fiesta de Tabernáculos y el Último Gran Día. Después de la Pascua y los días de Panes Sin Levadura de este año, me siento rejuvenecido y listo para el resto del año.
El tiempo se nos va de las manos a todos. Reflexionemos en los días santos de este año y esperemos los que ya llegan. Estar juntos es verdaderamente especial y no debemos darlo nunca por sentado. Espero poder ver a muchos de ustedes en una de mis futuras visitas de la Iglesia.
Cordialmente, su hermano en Cristo,
Jim Franks