Queridos hermanos:
Decir que en el norte de Texas hay calor, es una declaración que se queda corta. Estamos en mitad de otro verano muy caluroso. Normalmente, los veranos tan calurosos implican una disminución en las actividades. Pero cuando hablamos de la Iglesia y de cada uno de los cristianos, nuestra labor no se desacelera por el calor del verano. No hay un momento apropiado para disminuir nuestro desarrollo espiritual.
En las últimas semanas, he recibido cartas y correos electrónicos de varios miembros, en las cuales me cuentan las pruebas que están afrontando —salud y enfermedad, preocupaciones familiares y desánimo— y solicitan oraciones. Satanás está muy activo y más que nada, le encantaría ver que nosotros simplemente renunciamos. El apóstol Pablo escribió en Efesios 6:12: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.
Actualmente enfrentamos la realidad de una sociedad y un mundo que están completamente desquiciados —arriba se llama abajo; abajo se llama arriba; a lo malo se le llama bueno. Es asombroso ver lo que ha pasado en el mundo desde el comienzo del siglo XXI, ¡menos de 25 años atrás! De hecho, es una batalla espiritual la que estamos librando que, de acuerdo con la profecía bíblica, sólo va a empeorar. Debemos tener confianza en nuestro conocimiento acerca de que la solución de los problemas de este mundo es primordialmente espiritual, aunque con frecuencia hay problemas físicos que necesitan ser solucionados también.
Poner nuestra fe en un gobierno físico para que cambie las cosas y las mejore, sólo nos conducirá a más desánimo. Un buen ejemplo es lo que ocurre con el país de Venezuela, en Sudamérica. He estado observando las elecciones que se acaban de celebrar en esta nación. Los antecedentes de esta historia son muy desafortunados. Hace menos de 30 años atrás, Venezuela era una de las naciones más ricas en Sudamérica, pero con el reciente grupo de hombres corruptos en el poder, se ha convertido en una nación sumida en la pobreza por la corrupción del gobierno. Con una elección programada, este año se consideraba la mejor oportunidad para que Venezuela rompiera este modelo de corrupción al elegir un nuevo gobierno. Las encuestas antes de la elección mostraban que Edmundo González Urrutia estaba por delante del presidente actual Nicolas Maduro, por un margen cómodo —65 % y 35 % respectivamente. Los monitores de la elección de la oposición y todas las encuestas respaldaban esas cifras. Por eso, en las horas de la noche del domingo 28 de julio, parecía que la oposición estaba a punto de lograr una victoria estruendosa.
Entonces, cuando escuché las noticias el lunes por la noche, quedé estupefacto al ver que se declaraba ganador al presidente Maduro con el 51 % de toda la votación. Parecía imposible, y sin embargo éste fue el pronunciamiento oficial del Consejo Electoral Nacional de Venezuela. El departamento de Estados Unidos se manifestó de esta manera acerca de la elección:
“Estados Unidos aplaude al pueblo venezolano por su participación en la elección presidencial del 28 de julio a pesar de varios desafíos significativos… Desafortunadamente, el procesamiento de estos votos y el anuncio de los resultados por parte del Consejo Electoral Nacional controlado por Maduro, fue algo totalmente amañado que, dio paso a un anuncio que no representa la voluntad del pueblo venezolano… En vista de la contundente evidencia, es claro para Estados Unidos, y más importante aún, para el pueblo venezolano, que Edmundo González Urrutia ganó la mayoría de los votos en la elección presidencial del 28 de julio en Venezuela”.
Este año (2024), fue declarado por los periódicos más importantes como el año “del voto”, con más del 40 % de la población mundial lista para votar en una elección nacional. Esto es mucho más que en cualquier otro año del que tengamos registro. ¿Se logrará esto? Los gobiernos corruptos continúan en el poder, el mal continúa creciendo. En nuestro mundo actual, existen más de 200 gobiernos independientes. Los tipos más comunes de gobierno son el comunista, socialista, democracia, monarquía constitucional, teocracia, dictadura militar, dictadura, república parlamentaria, y varias combinaciones de estos sistemas. La humanidad está probando una y otra vez la sabiduría del proverbio que escribió Salomón: “Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; Mas cuando domina el impío. El pueblo gime” (Proverbios 29:2).
¿Cuál es entonces la respuesta? Creo que todos la sabemos. Ninguno de los gobiernos del hombre ha resuelto algunos de los problemas humanos más básicos, y el mundo cada vez está más en tinieblas, con más división, sufrimiento y tragedia, que conducen a las guerras, a las protestas violentas y al hambre. Los Estados Unidos que ha sido el faro del gobierno del que se puede depender, con transiciones pacíficas de poder por casi 250 años, actualmente está en medio de una gran división y confusión porque ha perdido su compás moral. Cuando la corrupción saca su cabeza desagradable, cuando los líderes son egoístas y hambrientos de poder, el resultado final es más sufrimiento para las personas. Esto lo vemos virtualmente en dondequiera que miremos a nuestro alrededor.
Con la excepción de su discurso de Gettysburg, probablemente el discurso más famoso dado por el ex presidente de Estados Unidos, Abraham Lincoln, fue “Una casa dividida”, dado en la convención del estado republicano en Illinois en junio de 1858. Lincoln fue elegido como el candidato republicano para el senado de Estados Unidos y tenía que enfrentarse a Stephen Douglas, el candidato del partido demócrata. Lincoln perdió esa elección, pero se hizo famoso por su discurso de campaña “Una casa dividida”. Ese discurso no fue largo, sólo tenía 3.200 palabras. La parte más famosa de este discurso y el tema real por el cual se recuerda este discurso es una cita de la Biblia.
La frase una casa dividida, se atribuye a Jesucristo y se encuentra en Marcos 3, Mateo 12 y Lucas 11. El contexto de las palabras de Cristo es una acusación que le hicieron los fariseos de que Él estaba expulsando demonios por el poder de Satanás el diablo. Mateo cita que Jesús dijo: “Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá” (Mateo 12:25). La Biblia se refiere a Satanás como “el dios de este siglo” (2 Corintios 4:4) y el “príncipe del poder del aire” (Efesios 2:2). Él es la verdadera fuerza que ha llevado al mundo al borde de la destrucción. ¡Pero hay esperanza!
Los días santos del otoño (primavera en el hemisferio sur) nos describen cada año la verdadera esperanza para el mundo —la fiesta de Trompetas que representa el regreso de Jesucristo; el día de Expiación, que representa la remoción de Satanás; la fiesta de Tabernáculos que representa el nuevo gobierno y mil años de paz y felicidad; y luego el Octavo Día, el Último Gran día, el juicio definitivo que es seguido por los nuevos cielos y la nueva tierra. Esos días nos dan un bosquejo de la verdadera solución, una solución que ningún gobierno humano va a poder alcanzar nunca. Ninguna elección resolverá el sufrimiento de la humanidad. Es un problema espiritual, uno que tiene que ver con el carácter y la fibra moral que en nuestro mundo están totalmente ausentes.
Cordialmente, su hermano en Cristo,