Queridos hermanos:
Es casi imposible para mí escribir una carta o dar un sermón en estos días, sin referirme a mi reciente viaje al Asia. Si bien Dave Baker, Sharron y yo viajamos a Filipinas, Singapur y Sri Lanka, la mayor parte del tiempo estuvimos en la India, que para mí es una de las naciones más fascinantes del mundo. Para prepararme para este viaje, leí el libro Freedom at Midnight [Esta noche la libertad] de Dominique Lapierre y Larry Collins, publicado originalmente en 1975 y actualizado en 2012. Los autores hicieron una investigación exhaustiva acerca de este tema, y estuvieron más de cinco años entrevistando a todos los que estuvieron directamente involucrados en el movimiento independentista de la India, lo que culminó con la creación de las naciones de India y Paquistán a la medianoche al comienzo del 15 de agosto de 1947.
Uno de los capítulos más gráficos del libro es el que lleva por título “Nuestro pueblo se enloqueció”. Describe la violencia que ocurrió en la India y Pakistán después de que la independencia fuera garantizada. No voy a tratar de describir el grado de violencia en esta corta carta, pero créanme —la descripción de la muerte de los niños es tan gráfica que me hizo estremecer cuando la leía. Un millón de personas fueron muertas en los meses después de la independencia. La peor pesadilla de los británicos que salían de la India, se convirtió en realidad. Aun el “alma de la India”, Mahatma Gandhi, fue incapaz de detener el derramamiento de sangre. El libro describe el derramamiento de sangre en las ciudades de Lahore y Calcuta, y los cadáveres que llenaban los lechos de los ríos alrededor de estas dos ciudades. Fue un tiempo brutal, descrito por los líderes de la independencia —Gandhi, Nehru y Jenna— como la época en la que “nuestro pueblo se enloqueció”.
El libro describe la situación tres semanas después de la independencia. La India se tambaleaba, la violencia se propagaba de ciudad en ciudad, y aun la capital, Delhi, estaba bajo asedio. Toda la nación estaba a punto de colapsar. El 6 de septiembre de 1947 se llevó a cabo una reunión secreta con tres personas: Jawaharlal Nehru, el primer Primer Ministro que había tenido la India, su viceministro, Sardar Patel, y el último Virrey británico y Gobernador General de la India antes de su independencia, Lord Louis Mountbatten. Los líderes de la India se reunieron para pedirle a Mountbatten que actuara y tomara las riendas de la nación. Ellos no habían sido capaces de hacerlo.
Durante la reunión del 6 de septiembre, el primer ministro Nehru le dijo a Mountbatten: “Cuando usted estaba en el más alto cargo durante la guerra, nosotros estábamos en una prisión británica. Usted es un administrador de alto nivel, profesional. Usted ha estado al mando de millones de hombres. Tiene la experiencia y el conocimiento que el colonialismo nos ha negado. Usted, inglés, no puede devolvernos nuevamente este país después de haber estado toda nuestra vida aquí y simplemente irse. Estamos en una situación de emergencia y necesitamos ayuda. ¿Gobernará usted nuestra nación?”(Freedom at Midnight [Esta noche la libertad]. Mountbatten accedió y regresó para gobernar la nación a través de un “comité de emergencia”, en el que todos los miembros habían sido designados por él. Esta decisión salvó a la India de su desintegración.
El problema identificado por Nehru fue la falta de líderes preparados. La humildad exhibida por Nehru al manifestarle su petición, hizo que en la historia de la India quedara grabado su nombre como uno de sus más grandes líderes. ¡Qué idea tan original —los líderes mostrando humildad! Esto es algo que en la actualidad es muy escaso.
En esta lección de la historia hay un principio muy importante para todos nosotros. En el libro de Apocalipsis leemos que cuando Jesucristo regrese a la Tierra como Rey de Reyes y Señor de Señores, Él “nos ha hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (Apocalipsis 5:10). Justo antes de este momento, el mundo estará viviendo en una época que puede ser descrita de la misma forma que fue descrita en la India como el momento en que “nuestro pueblo se enloqueció”. La violencia será la peor que el mundo haya visto. Jesucristo va a intervenir para impedir que el hombre destruya todo vestigio de vida (Mateo 24:21), y Él va a establecer un nuevo gobierno con nuevos líderes. Estos líderes están siendo entrenados ahora y lo han sido en los últimos 6.000 años. ¿Qué clase de líderes serán?
Jesucristo instruyó a sus discípulos acerca del liderazgo en Mateo 20:25-28: “Entonces Jesús, llamándolos, dijo: sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ella potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiere hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.
Es importante que comprendamos que hemos sido llamados para ser las primicias del Reino de Dios. Y como primicias, seremos los líderes en ese gobierno. ¿Qué clase de líderes seremos? La pregunta que deberíamos hacernos es: ¿qué clase de líderes somos ahora o qué clase de cristianos somos hoy? Uno no necesita estar en una posición de liderazgo y no necesitamos tener un título ahora para convertirnos en líderes en el futuro gobierno de Dios. En nuestros fines de semana de liderazgo de jóvenes adultos, animamos a los jóvenes adultos a servir en la Iglesia. Usamos la frase: “humildad antes que posición; servicio antes que título”, para ilustrar la actitud que el líder debiera tener.
Disfruté mucho leyendo Freedom at Midnight [Esta noche la libertad]. Para mí, fue algo fascinante. Pero el mayor placer que tuve en este viaje reciente fue poder compartir con los miembros. Los de la India están aislados pero la mayoría vive en tres áreas —Calcuta, Hyderadab y Moradabad. Su compromiso con la verdad después de tantos años sin tener una congregación local para asistir, es algo muy inspirador. Lo mismo es cierto de otras personas que visité en este viaje.
En esta visita, visitamos monumentos magníficos —el Taj Mahal en Agra y el monumento a la reina Victoria en Calcuta— pero esa no es la India en la que vive la mayoría. Según el Banco Mundial, en 1990, sólo 51 por ciento de sus habitantes (de una población actual de 1,2 mil millones), tenía acceso a la electricidad. En 2012 este porcentaje se había incrementado hasta 79 por ciento de todos los habitantes. Pero si bien es cierto que 79 por ciento tiene acceso, la experiencia que tuvimos al viajar alrededor de la parte norte de la India es que muchas personas no tienen electricidad ni agua corriente en sus hogares, lo que hace de los servicios sanitarios un gran problema. Las condiciones de vida son de las peores que he visto en cualquier parte del mundo.
A pesar de las culturas tan diferentes y los retos que cada país enfrenta en todas las naciones que he visitado, hay un espíritu y una cultura en común entre el pueblo de Dios. Por encima de todo, somos ciudadanos del Reino de Dios y eso nos une aún más que nuestra nación de origen. Regresamos a casa de este viaje física y emocionalmente exhaustos, pero recargados a nivel espiritual. Nunca olvidaremos las personas que conocimos, las cosas que vimos y las lecciones que aprendimos. Por favor oren por nuestros hermanos y hermanas en Asia, porque ellos enfrentan retos en un mundo muy diferente del que la mayoría de nosotros vivimos.
Cordialmente, su hermano en Cristo
Jim Franks