Queridos hermanos:
Hace dos semanas estaba de pie muy cerca de una sepultura que estaba recién abierta en un cementerio de un pueblo pequeño, oficiando el funeral de Don Waterhouse. Todo funeral es triste, algunos más que otros, pero la cercanía de la muerte y la pérdida de alguien querido nunca son algo fácil. Don Waterhouse fue sepultado el lunes 23 de mayo, en el cementerio Monte Olivo, a poca distancia en las afueras de Scurry, un pequeño pueblo del oriente de Texas, cuya población es de 716 personas. Él era muy conocido en la Iglesia de Dios, en parte por su hermano mayor Gerald, pero especialmente porque él era un siervo dedicado a Dios por más de 50 años. Durante ese tiempo él se ganó la reputación de ser un trabajador incansable, dedicado a los hermanos y con un gran sentido del humor. Su familia indudablemente lo extrañará, también sus amigos en el ministerio y los miembros que él sirvió.
Su ministerio comenzó en 1965, cuando fue ordenado en la Iglesia de Dios de la Radio. ¡Eso fue hace más de cinco décadas atrás! ¡Qué mundo tan diferente en el que vivimos hoy, cuando lo comparamos con 1965! La población mundial se ha incrementado de 3,4 mil millones a 7,4 mil millones, más del doble. Además de la duplicación de la población, ha habido un aumento en las guerras, el hambre, la enfermedad, los terremotos y el engaño religioso, que son descritos en Mateo 24:8, tan sólo como “principio de dolores”.
En la revista Foreign Policy apareció un artículo en enero de este año, escrito por Jean-Marie Guéhenno, titulado “10 conflictos para observar en 2016”. El autor escribió lo siguiente: “Reunir una lista de las guerras que requieren la atención internacional y el respaldo en 2016 es un desafío difícil por toda clase de erróneas razones. Durante 20 años después del fin de la Guerra Fría, los conflictos con víctimas mortales estaban decreciendo. Las guerras eran menos y estaban matando menos personas alrededor del mundo. Sin embargo, cinco años antes, esa tendencia positiva empezó a cambiar y desde entonces, cada año vemos más conflictos, más víctimas, y más personas desplazadas. No es probable que en el 2016 veamos un alivio para las tragedias de 2015. Es guerra y no paz —lo que está vigente”.
Los años sesenta fueron una época de gran crecimiento para la Iglesia de Dios. En 1961, la asistencia a la Fiesta de Tabernáculos en la Iglesia de Dios de la Radio fue de 11.000 personas, pero 12 años más tarde, en 1973, la asistencia se había incrementado a 96.000. Era inspirador ser testigo de ese crecimiento. Pero en los años 90 todo esto cambió, y en vez de crecimiento, hubo un éxodo de las creencias fundamentales de la Iglesia. El sábado, los días santos, la naturaleza de Dios, la definición del pecado, la importancia de los mandamientos, el verdadero significado de la gracia y otras doctrinas fundamentales fueron abandonados, haciendo que miles dejaran la Iglesia de Dios Universal.
Pero muchos miembros de vieja data permanecieron fieles a las verdades de la Palabra de Dios. En los últimos dos años he hablado en el aniversario 50 de congregaciones en Miami, Florida; Fort Worth, Texas; y Fort Smith, Arkansas. En cada ocasión había por lo menos un miembro que había estado asistiendo desde el primer servicio, en 1964 en Fort Worth y Miami, y 1966 en Fort Smith.
Mi asociación personal con la Iglesia se remonta a comienzos de los años 50, cuando mi madre empezó a escuchar el programa de la radio, The World Tomorrow (El mundo de mañana). En ese tiempo no teníamos ninguna congregación a la que pudiéramos asistir. Eso cambió en julio de 1961, cuando comenzó una congregación en Memphis, Tennessee. Después de un retraso de varios meses, asistimos a nuestro primer servicio de sábado en enero de 1962. Cuando se trata de la Fiesta de Tabernáculos, tengo vívidos recuerdos de la propiedad al este de Big Sandy, justo a la salida de la autopista 80, a donde mi familia y yo viajamos cada año por cerca de una década para celebrar la Fiesta. Con los años he conocido muchos miembros que remontan su historia en la Iglesia hasta Big Sandy también, algunos incluso hasta 1953. Mi pregunta es, ¿cómo puede uno permanecer fiel por tal cantidad de tiempo, con todo lo que ha pasado?
Creo que la respuesta está en el entendimiento de la palabra fe. Nos referimos a aquellos que perseveran como “fieles”. Hebreos 11:1 afirma: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. En este capítulo se menciona a 16 personas que probaron ser fieles. En Apocalipsis 17:14 leemos una descripción de los santos que estarán con Cristo cuando Él regrese: “Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles”. Hemos sido llamados y elegidos, pero la pregunta es: ¿permaneceremos fieles?
Mateo 16:18 nos dice que Jesucristo, refiriéndose a sí mismo, dijo que Él edificaría su iglesia sobre “esta roca”. Por supuesto, hay seres humanos en este fundamento —los apóstoles y los profetas (Efesios 2:19)— pero ellos no eran la roca. Este título se refiere a Jesucristo. La fe real es la verdadera “substancia” de las cosas que esperamos. ¿Qué espera usted? ¿El Reino de Dios? ¿El regreso de Jesucristo? La fe real es la evidencia de las cosas que no se ven. ¿Cree usted realmente en ese futuro Reino, aún sin haberlo visto?
Cada vez que ocurre una muerte en la Iglesia, especialmente la muerte de alguien que todos conocimos bien, nos obliga a pensar en nuestra propia mortalidad. Dios no nos ha prometido que viviremos hasta el regreso de Cristo. En estos tiempos hay varios profetas que se han auto-nombrado y testigos que por su conducta y por sus extravagantes predicciones, son un descrédito para la Iglesia de Dios. Nuestra fe no debe basarse nunca en seres humanos o en predicciones humanas. Debemos permanecer en el curso correcto, permaneciendo fieles hasta el fin; el fin de nuestra vida o el fin de este siglo, lo que llegue primero.
50 años es un largo tiempo para permanecer fieles, y es un largo tiempo para servir en el ministerio. Pero antes de que nos demos cuenta, si el tiempo continúa, otra década pasará velozmente. Al escribir esta carta, quisiera animarlos a todos a que celebremos el Día de Pentecostés como una celebración del sello de los primeros frutos en preparación para el próximo día santo, la Fiesta de Trompetas, que simboliza el regreso de Jesucristo y la resurrección de los santos.
Este año Sharron y yo estaremos en Filipinas para Pentecostés, en tanto que otro grupo de miembros, cerca de 90 personas, estarán guardando este día de fiesta en Jerusalén, a corta distancia de donde ocurrieron los eventos descritos en Hechos 2. Para ellos, estoy seguro de que este Pentecostés tendrá un significado más profundo que en años anteriores. Pero cuando usted piensa en la importancia en el plan de Dios, Pentecostés de 2016 debería tener un significado muy profundo para todos nosotros. Define lo que somos —cristianos, santos, hijos de Dios, comprometidos a permanecer fieles hasta el fin.
Cordialmente, su hermano en Cristo
Jim Franks