Queridos hermanos:
Después de 12 semanas de tener servicios vía Internet, por primera vez desde el 7 de marzo, aproximadamente 30 de nuestras congregaciones se reunieron en persona el sábado pasado, 30 de mayo. Hasta ahora todos los informes han sido muy positivos.
Veamos una nota de Jon Pinelli, nuestro pastor de Eugene y Portland, Oregón y Seattle, Washington.
“Quisiera darle una breve actualización del Pacífico noroccidental. Ayer reabrimos los servicios de sábado tanto en Eugene como en Portland. Todos, con excepción de una persona asistieron a los servicios ayer en la mañana en Eugene, lo que es muy positivo. Como pastor, fue animador y muy alentador dar un sermón y escuchar a las personas reírse de los chistes que usted hace. Hasta el último de los miembros, estaban muy animados de volver a los servicios”.
Después de 12 semanas concluimos las trasmisiones de la sede en Pentecostés y estimamos que fueron vistas por unas 10.000 personas. Muchos nos han escrito manifestándonos su apreciación por las trasmisiones desde la sede y cómo estas sirvieron para conectar a la Iglesia alrededor del mundo. Veamos un mensaje de un miembro en México:
“La trasmisión desde la oficina central nos dio un fuerte sentimiento de ser parte de una obra mundial y pertenencia a una familia espiritual exclusiva, que está unida por el Espíritu Santo y la misma meta: el Reino de Dios y su justicia. Nuevamente, les agradezco por sus aportes, tiempo y esfuerzos para servir a la Iglesia de Dios. Extrañaré escucharlos junto con los demás líderes de la Iglesia, pero tengo la seguridad de que volveré a escucharlos otra vez (ya sea en inglés o en español).
A partir del sábado 6 de junio, todas las congregaciones de Estados Unidos, se reunirán en persona o continuarán con las trasmisiones locales por unas cuantas semanas más. Nuestra meta es que en el transcurso del verano, todas nuestras congregaciones empezarán a reunirse en persona. La congregación en Dallas no podrá reunirse sino hasta el 20 de junio. Por los próximos dos sábados, el pastor local, Andy Burnett, estará trasmitiendo desde la oficina. Así, que en realidad, habrá un trasmisión desde la oficina, pero estarán involucrados el pastor local y los miembros locales en vez del grupo de la oficina.
Me he preguntado muchas veces durante esta prueba: “¿qué he aprendido?”. Como ustedes saben, aunque estamos regresando a los servicios, la amenaza de COVID-19 no ha terminado y tenemos varias restricciones aún. El área de Dallas ha sido impactada muy fuertemente. Como un cuerpo de personas, debemos continuar haciendo todo lo posible para estar a salvo, mientras seguimos preguntándonos: “¿qué he aprendido?”.
Como mencioné en mi sermón en el día santo, para mi una de lecciones más importantes es la de las prioridades. ¿Cuáles son mis prioridades, y como encajan estas prioridades en la Biblia? ¿Y que podemos decir de la Iglesia? Me tomó totalmente por sorpresa cuando en marzo nos vimos forzados a cancelar los servicios. Luego, por esos tres meses que siguieron ¡fue un shock total! Me di cuenta muy rápido cuánto extrañaba el compartir e interactuar con los hermanos. He dado estas oportunidades por sentado, sin soñar siquiera que nos podían ser quitadas —¡y de repente! Después de casi 60 años de estar asistiendo a los servicios de sábado cada semana, ahora por espacio de 12 semanas consecutivas me negaron esta oportunidad.
¿Qué tan importante es para nosotros estar juntos? Si nosotros definimos la Iglesia de acuerdo con un sermón o un mensaje bíblico, debemos reconocer que esto puede ser provisto sin necesidad de estar juntos en persona. Si el propósito de la Iglesia es sencillamente proveernos un mensaje espiritual, hemos probado que esto puede lograrse por medio de Internet con una trasmisión o una serie de trasmisiones locales.
Si miramos la historia de la Iglesia en los últimos 1.989 años, desde sus comienzos en el año 31 d.C., encontramos un registro muy estremecedor de lo que las personas han tenido que soportar sólo por estar juntas. Durante el primer siglo fueron martirizadas miles de personas, y cientos de miles han sido martirizadas en los años posteriores a esto. Cuando la Iglesia fue fundada en el día de Pentecostés, se volvió evidente lo que Cristo había querido decir en Mateo 16:18, cuando Él dijo: “Yo edificaré mi Iglesia”. Pablo identifica a Cristo como la cabeza. También se nos dice que, por medio del Espíritu Santo, somos un cuerpo con muchos miembros (1 Corintios 12:12.14).
Estas escrituras y muchas otras, nos hacen énfasis en nuestra necesidad de interactuar los unos con los otros en el sábado y los días de fiesta. Una de las herramientas principales que Satanás tiene, es la división, que puede ser alimentada hasta culminar en la separación. No tiene que ser, pero si se puede. Con las bendiciones de Dios, yo creo de muchas maneras que la Iglesia está más unida y sólida que antes. Tal vez esto ocurre así porque tuvimos que hacerlo. No tuvimos otra oportunidad excepto cancelar los servicios del 14 de marzo. Es animador ver cuántos pueden asumir la situación, cuando apoyan a su pastor, se apoyan entre ustedes y la Iglesia alrededor de mundo, a medida que hemos sacado lo mejor de esta prueba tan difícil.
¿Pero, ahora qué? Debemos analizarnos nosotros mismos y revisar nuestras prioridades para asegurarnos de que todavía seguimos estando profundamente comprometidos a cumplir la misión que nos ha sido dada (Mateo 6:33). Hemos estado a la altura de la situación y hemos hecho las cosas bien cuando somos exigidos en una cosa, pero, ¿cómo reaccionaremos cuando las cosas regresen a la normalidad?
A medida que pasemos por lo que promete ser un verano con varios retos, es aún más importante que nos hagamos estas preguntas. Justo el fin de semana pasado hemos presenciado los disturbios raciales y las demostraciones en la mayor parte de las grandes ciudades de Estados Unidos —los problemas comenzaron con la muerte de un hombre negro desarmado, a manos de un policía. Ver partes enteras de las ciudades quemadas y víctimas de los vándalos, a la par que experimentamos una pandemia, es algo estremecedor de presenciar. Estados Unidos, con buena parte del mundo, está en problemas graves, con la división y el odio surgiendo por todas partes.
¿Qué pasará en las próximas semanas? Nadie lo sabe realmente, pero hay un nivel tan intenso de animosidad y odio en este país, como no lo había visto en muchos años. ¿Adónde nos conducirá todo esto? La violencia tiene la tendencia de guiar a más violencia. El odio creará más odio, y la división causará más división. Nuestra responsabilidad como cristianos es orar por todos los que se han visto afectados —por la familia de la víctima, George Floyd, y por los inocentes que han sido heridos y han sido víctimas de los vándalos. Pero más que cualquier otra cosa, debemos estar orando por el regreso de Jesucristo, para que haya verdadera justicia y rectificación del error.
Ser un miembro de la Iglesia en esta época será un reto para todos nosotros. A medida que queda atrás esta prueba, debemos usar las lecciones que aprendimos para poder prepararnos mejor para las pruebas que vendrán después. En las últimas 12 semanas, hemos visto el cumplimiento de la promesa de Cristo en Mateo 28:20: “y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Jesucristo sigue siendo la cabeza de la Iglesia, y todavía la está edificando. Ayudémosle a Él edificando personalmente sobre el verdadero fundamento, con las prioridades correctas, durante los meses y años que tenemos por delante. Aunque las cosas todavía no han regresado completamente a la normalidad en cuanto a la pandemia, debemos prepararnos para nuevos desafíos, ¡que siempre están enfrente de nosotros!
Cordialmente, su hermano en Cristo,