Queridos hermanos:
¿Pueden creerlo? En el momento en que reciban esta carta estaremos a pocos días de la Fiesta de Trompetas, el Día de Expiación, la Fiesta de Tabernáculos y el Último Gran día. A comienzos del año, las fiestas parecen estar demasiado lejos en el tiempo, pero luego cuando llegamos a las últimas cuatro, todo parece suceder en el lapso de tres semanas. Este año tenemos aproximadamente 5.300 hermanos en Estados Unidos registrados para la Fiesta y esperamos otros 5.000 más en áreas fuera de Estados Unidos. Tenemos más de 40 sitios de fiesta alrededor del mundo. También tenemos una cifra récord de miembros de Estados Unidos viajando a otros lugares —más de 1.200. Ellos asistirán principalmente a nuestros sitios en Canadá, Italia, Francia, Inglaterra y el Caribe, con pequeños grupos que asistirán a otros lugares. En verdad es una temporada muy animadora del año.
Como todos ustedes, he estado pensando y orando acerca de esta temporada de fiestas que ya llega. He recibido muchas buenas noticias este último año, pero también ha habido varios desafíos. Estamos de lleno en la construcción de nuestra nueva oficina en McKinney, Texas. Debería estar terminada en los próximos cuatro meses. Recientemente, han ocurrido varias cosas asombrosas en cuanto al edificio. En dos casos, personas que no tienen ninguna relación con la Iglesia han hecho donaciones grandes para la edificación. No contábamos con estas bendiciones, pero las valoramos enormemente. ¿Por qué alguien sin ninguna relación con la Iglesia le podría hacer un donativo a ésta? En ambos casos se debió al ejemplo de un miembro.
El apóstol Pablo escribió: “Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” (Filipenses 2:14-15). Con frecuencia no comprendemos la importancia de nuestro ejemplo como “luminares en el mundo”. Como mencioné anteriormente, tenemos dos ejemplos concretos donde, debido al ejemplo de un miembro, las personas decidieron hacer un donativo a la construcción —materiales para la edificación en un caso y una importante donación en efectivo en el otro.
Y no es sólo con la construcción que hemos escuchado historias sorprendentes relacionadas con el ejemplo de los miembros. Una de las historias más recientes, que no tiene nada que ver con la construcción, tiene que ver con el establecimiento de una congregación de COGWA en una de las ciudades más populosas del mundo —Calcuta, India.
Por más de una década, nuestros solitarios miembros en Calcuta eran miembros de una sola familia. Tarun y Seema Ghosh y su hija Priscila tuvieron contacto con la Iglesia alrededor del 2003. Tarun fue bautizado en 2008 y su esposa se bautizó unos pocos años después. En su empleo como educador, Tarun interactúa con muchas personas, y muchos empezaron a preguntarle acerca de su religión. La principal religión de la India es el hinduismo, seguido por el islam y en un distante tercer lugar, el cristianismo. Estas personas querían saber más de las creencias de Tarun. No pasó mucho tiempo y ellos empezaron a venir a su casa el sábado para escuchar sermones. Después de unos pocos meses, le pidieron a Tarun si podían formar parte de COGWA. Este último verano, David Baker, el director regional de la India, Asia y Filipinas, visitó el grupo y lo hizo oficial.
Esto me trae de regreso a los festivales que ya llegan. Vivimos en este mundo, pero durante los festivales deseamos salir de este mundo para poder entender de verdad y valorar lo que el futuro le depara a la humanidad. Mientras asistimos a la fiesta, estaremos interactuando con nuevas personas —extraños, que no están en la Iglesia. ¿Cómo nos ven a nosotros? ¿Están nuestras luces verdaderamente brillando en el mundo? En las próximas semanas tendremos la más grande oportunidad de mostrarle al mundo lo que es en verdad el camino de Dios. Nuestros ejemplos no pasarán desapercibidos.
Fui coordinador del festival en un sitio de la fiesta en Cabo Cod, localizado en el estado de Massachusetts, en el año 1981. Era la primera vez que utilizábamos el alojamiento y los salones de reuniones en Cabo Cod y esperábamos lo que era un grupo pequeño en aquellos días, unas 4.500 personas. Pero con esa cantidad de personas tendríamos una gran presencia, ya que la principal temporada turística de Cabo Cod, se termina en octubre, después del día de la Raza.
Era mi primera fiesta como coordinador del festival. La fiesta fue maravillosa, pero hubo varios desafíos puesto que era nuestro primer año en ese lugar. Recuerdo vívidamente cuando recibí una llamada de un hombre que se encargó de arreglar nuestro alojamiento (contratamos un agente inmobiliario ese primer año), y el me pidió que lo acompañáramos a uno de los hoteles que utilizamos ese año. Cuando llegamos al hotel, nos reunimos con el gerente, quién nos mostró uno de los cuartos que una familia de miembros había ocupado. El cuarto del hotel había quedado destrozado. Yo me sentí tan mal que ofrecí pagarle por todos los daños. El dueño del hotel se rehusó. Él sólo quería que yo viera lo que había pasado. Pero el me dijo: “esto no es algo típico de su gente. Sus miembros son el mejor grupo que hemos tenido alguna vez en Cabo Cod”.
Aunque me sentía mortificado por lo que vi, me consolaron las palabras del dueño: “sus miembros son el mejor grupo que hemos tenido alguna vez en Cabo Cod”. En los años posteriores desarrollamos una relación maravillosa con todos los establecimientos de Cabo Cod, y ellos estaban muy desilusionados cuando tuvimos que trasladar el sitio al norte de Nueva York porque vendieron el lugar en que nos reuníamos.
Cuando salgamos para la fiesta, tengamos en mente el impacto que causaremos porque afirmamos ser seguidores de Jesucristo—cristianos. Este año tendremos varios sitios nuevos, en que estaremos por primera vez. Oro para que cuando regresemos a casa, las personas dueñas de los sitios puedan decir: “¡Éste es el mejor grupo que hemos tenido alguna vez!”.
Por favor oren por la protección de Dios de todos los que estaremos viajando a la fiesta en unos pocos días. Espero que tengan una fiesta maravillosa este año —¡la mejor de todas! Y por favor no se olviden de aquellos que no podrán asistir a la fiesta.
Cordialmente, su hermano en Cristo,