Queridos hermanos en todo el mundo:
Espero que al recibir esta carta, estén bien físicamente y progresando espiritualmente a medida que nos preparamos para la Pascua y la fiesta de Panes Sin Levadura. No importa cuántas veces las hayamos celebrado, las fiestas y días santos de Dios nunca se envejecen; de hecho cada año las anticipamos más. En estos momentos, probablemente todos ya hemos limpiado nuestras casas de levadura y a la par con esta labor, hemos estado pensando en la importancia de limpiar nuestra vida del pecado. Al mismo tiempo, nos maravillamos con el significado de la Pascua, que restablece nuestra motivación de trabajar diligentemente por sacar el pecado de nuestra vida y caminar como Cristo caminó.
Algunas veces pienso que tal vez hemos sido un poco descuidados en nuestra forma de describir el significado de los Panes Sin Levadura. ¿Cuántas veces hemos escuchado que esta fiesta “representa sacar el pecado fuera de nuestra vida”? Bien, ustedes saben que su nombre no es “los días en que sacamos la levadura”—nosotros no estamos siete días sacando la levadura de nuestras casas. La levadura la debemos haber sacado antes de empezar a celebrar esta fiesta. Después guardamos la fiesta, cuidando que la levadura no vuelva a entrar en nuestras casas. “…por tanto, no comeréis leudado”, “no se verá contigo nada leudado, ni levadura, en todo tu territorio” (Éxodo 13:3, 7; 12:19-20). Seguramente cada año tenemos nuevas historias que contar acerca de cómo encontramos sorpresivamente algo con levadura en nuestras casas, vestidos, carros o en nuestras propiedades; y ahí residen unas de las más grandes lecciones espirituales acerca de descubrir los pecados ocultos en nuestra vida. Sin embargo, la instrucción bíblica principal es sacar la levadura antes de que la fiesta comience.
Pero con la llegada de los días de Panes Sin Levadura, nuestra atención cambia de sacar algo de nosotros, y se concentra en tomar algo e incorporarlo a nosotros—la instrucción clara para estos siete días es aprender las lecciones espirituales de comer pan sin levadura (Éxodo 12:1|4-20; 13:6-7; Levítico 23:6), que representa vivir una vida sin pecado tal como Jesucristo la vivió. Debemos comer “panes sin levadura, de sinceridad y de verdad” (1 Corintios 5:8) Debemos comer el “pan de vida”, como Jesús lo explicó exhaustivamente en Juan 6:27-63.
Así, realmente el significado principal de los siete días de Panes Sin Levadura se describe más acertadamente al decir que es una época en la cual ¡nos concentramos en incorporar la justicia a nuestra vida! Naturalmente, mientras más hagamos esto, ¡más saldrá de nuestra vida el pecado! ¿Quiere vencer el pecado? Entonces, Pablo escribió en Romanos 12:21: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”. En otras palabras, mientras haya más de Cristo viviendo en nosotros y más bien estemos haciendo, habrá menos lugar en nuestra vida para el pecado. Vivir por—comer completamente de—los panes sin levadura de sinceridad y de verdad es la clave para “limpiarnos de la vieja levadura” del pecado (1 Corintios 5:7).
Estos conceptos son valiosos y debemos meditar en ellos, no sólo porque estamos cerca de la Pascua y los días de Panes Sin Levadura sino también porque esta es la base de la labor que estamos desarrollando en estos momentos en cuanto al gobierno de la Iglesia. Como Jim Franks mencionara en las noticias de actualidad del 1 de abril, las reuniones que tuvimos en Dallas entre el 29 y el 31 de marzo para discutir nuestra futura estructura de gobierno fueron muy provechosas. Nuestro enfoque ahora se centra en las fiestas que vienen, pero cuando éstas se terminen vamos a concentrarnos en terminar esta labor e instalar una forma permanente de gobierno tan pronto como nos sea posible. Apreciamos profundamente la labor de oración de todos ustedes, buscando la dirección de Dios y su sabiduría para que nos ayude a establecer la mejor estructura que podamos. La organización de la Iglesia es muy importante y estamos haciendo lo mejor que podemos para analizar los pros y los contras, las ventajas y desventajas de todo aspecto de las posibles formas de administrar los asuntos de la Iglesia.
Pero en últimas, el significado de los días de Panes Sin Levadura nos lleva nuevamente a la parte fundamental del gobierno de Dios. ¡Dios tiene que gobernar nuestros corazones y mentes! Si permitimos que el pecado gobierne nuestra forma de pensar, no va a funcionar ninguna estructura de gobierno u organización.
No fue una estructura de gobierno lo que hizo que Jesús se mantuviera sin pecado—¡fue el poder del Espíritu de Dios! No fueron las políticas y procedimientos los que los mantuvieron a Él siendo uno con su Padre—fue el amor de Dios. En tanto que Él gobernó su mente para sujetarse en perfecta armonía a la voluntad de Dios durante los sucesos que condujeron a su crucifixión, todos sus amados discípulos eran gobernados por los deseos de la carne—codicia (Mateo 26:14-16), ambición y rivalidad (Lucas 22:24-27), auto engaño y fanfarronería (Mateo 26:31-35; 69-75), obstinación e ira (Mateo 26:51-54), temor (Mateo 26:56). Sólo después de que ellos recibieran el Espíritu Santo, fue que empezaron a ser gobernados por la voluntad de Dios. Sólo hasta ese momento salió la levadura pecaminosa de esas obras de la carne y fue reemplazada por el fruto del Espíritu Santo trabajando en ellos.
Ahora, imaginémonos si Jesucristo—el hijo perfecto de Dios—estuviera viviendo entre nosotros, trabajando hombro a hombro con todos nosotros como Él lo hizo con sus discípulos, ¡en los próximos tres años o un poco más! Estar bajo el perfecto gobernante y bajo su perfecta estructura de gobierno, ¿garantizaría nuestro éxito? ¡Si nuestras mentes y corazones no estuvieran gobernadas por el Espíritu Santo, no! Recordemos que hubo una época en la que todos los ángeles vivieron bajo la perfecta estructura de gobierno, con una ley perfecta, una organización perfecta y un gobierno perfecto ejercido por Dios mismo; ¡pero sin embargo esto no impidió que una tercera parte de ellos se rebelaran contra Dios y contra todo lo que su gobierno representaba!
Por esto es que todos debemos recordarnos a nosotros mismos que el lugar más importante en que debe estar establecido el gobierno de Dios es “entre los oídos”—esto es, en las mentes y corazones de cada uno de los que han sido llamados por Él. ¿Nos someteremos a la guía del Espíritu de Dios? ¿Escucharemos su voz? ¿Seguiremos las pisadas de Cristo? ¿Permitiremos que Dios gobierne nuestra vida de la misma forma que Cristo lo permitió? ¡Estas son preguntas que cada uno debe responder y que están relacionadas con lo que implica vivir de acuerdo con el significado de los días de Panes Sin Levadura! La forma en que Dios debe gobernarnos a cada uno individualmente. Nadie puede imponerle esto a otra persona, ningún sistema de gobierno puede legislar lo que hay en su corazón.
En los meses y años que tenemos por delante, nuestro funcionamiento como Iglesia, si estamos funcionando bien o no, dependerá primero y por encima de todo de la forma en que cada uno esté siendo gobernado por Dios y no tanto de la estructura de gobierno que tengamos funcionando.
Así, a medida que celebremos la Pascua y los días de Panes Sin Levadura, estudiemos profundamente la forma en que Jesucristo vivió completamente sometido a los caminos de Dios y cómo esos caminos controlaban por completo su forma de pensar y su conducta. Y después meditemos seriamente en: ¿“Cómo necesito que Dios me gobierne mejor”? Pensemos acerca de cómo todo el asunto de estar sin levadura (sin pecado presente) opuesto a tener levadura (vivir impíamente), es en realidad un asunto de gobierno—¿quién nos va a gobernar? Pablo preguntó: “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?” (Romanos 6:16). Nuevamente, la pregunta crucial es, “¿qué o quién me va a gobernar a mí?”.
Pablo continúa esta parte de Romanos con una advertencia propia del significado de los días de Panes Sin Levadura: “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna” (v. 22).
Ser verdaderamente gobernados por la voluntad de Dios nos conducirá finalmente a la vida eterna; y al mismo tiempo esta será la clave para que nuestro sistema de gobierno en la Iglesia (cualesquiera que sean finalmente los términos de la estructura) funcione bien y de una forma que le agrade a Dios. También será la clave para que podamos predicar el evangelio del Reino de Dios ¡con autenticidad, valor y confianza!
Todos nosotros en el equipo interino de gobierno oramos por ustedes, pidiendo especialmente para que todos tengamos una Pascua y días de Panes Sin Levadura llenos de significado y trascendencia espiritual. Recordemos a nuestros hermanos en todo el mundo. Muchos de ellos viven en circunstancias físicas muy difíciles. Todos estamos viviendo momentos espirituales que nos confrontan y prueban, así que esforcémonos por hacer todo lo que podamos para tener el fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22-23) y para que la sabiduría que viene de lo alto (Santiago 3:17-18) nos guíe en todo lo que pensamos y hacemos.
Un saludo muy especial para todos y nuestra súplica para que Dios los bendiga,
Clyde Kilough