Queridos hermanos:
Cuando hacemos algo por primera vez, parece que esto hace que lo grabemos firmemente en la memoria. Yo me he dado cuenta que a veces la memoria no es tan precisa y más de una vez les he preguntado a mi esposa e hijos acerca de un suceso con el fin de corroborar que tengo el recuerdo correcto. Pero cuando se trata de la primera vez de ciertas cosas, también he aprendido que aunque no recuerde los detalles exactos de lo que ha ocurrido, las emociones siguen siendo la mismas.
Mi primera Fiesta de Tabernáculos en Big Sandy Texas, es uno de estos casos. Yo era un jovencito cuando viajé a la fiesta en un carro que llevaba un remolque con todo nuestro equipo recién adquirido para acampar y la ropa. Algunos detalles no son tan vívidos ya, pero recuerdo que los sermones eran inspirados, todo el conocimiento que estábamos compartiendo, los numerosos niños que estaban presentes y por supuesto, el compañerismo. Recuerdo que durante la fiesta tuvimos una gran tempestad que derribó las carpas de muchos hermanos. Toda su ropa quedó empapada. Pero a pesar de esto, nuestro entusiasmo no decayó. También recuerdo algunos de los primeros amigos de la Iglesia que conocí en esa fiesta. Como niños, patrullábamos el campamento en busca de golosinas y alimentos. Nunca quedamos frustrados. Lo que recuerdo es que al atardecer, en cada esquina del bosque de pinos, había música y comida para compartir. Fue una época maravillosa. Fue nuestra primera fiesta.
Durante la fiesta me sentí muy impresionado con el Sr. Herbert Armstrong y su mensaje. Lo habíamos estado escuchando por la radio pero nunca lo habíamos conocido. Como niño, estuve haciendo fila varios minutos para poder darle la mano a la Sra. Loma Armstrong. ¡No había esperanza de reunirse con el Sr. Armstrong! Me acuerdo que después de los servicios, ambos se quedaban un rato conversando con los miembros. Su mensaje de apertura comenzó con la pregunta, ¿por qué estamos aquí? Después siguió su explicación del plan de salvación de Dios, según Él lo ha revelado por medio de las fiestas santas. Este mensaje fue tan vívido que creo que nunca he escuchado a nadie explicarlo tan claramente como él lo hizo en la primera fiesta.
Avanzando un poco en la historia, este será nuestra primera Fiesta de Tabernáculos, en la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial. ¿Qué recuerdos tendremos de ella? No hay límite para lo que Dios puede hacer y hará. Nuestra responsabilidad es rendirnos a Él y buscar la forma de servirnos mutuamente. Mis recuerdos de las primeras fiestas, están llenos de ejemplos de los sacrificios de las personas del pueblo de Dios. La mayoría de los miembros que se reunían en Big Sandy en esa época eran muy pobres; muchos de ellos eran granjeros de Arkansas, Missisipi y Texas. Muchos de ellos habían vivido en la época de la depresión y sabían cómo hacer que lo poquito que tenían rindiera mucho.
En estos días, estamos animados planeando para el futuro en lugar de concentrarnos en los eventos que están ocurriendo ahora. En las últimas reuniones de la nueva administración hemos dedicado mucho tiempo a discutir cómo vamos a predicar el evangelio y las oportunidades que tenemos ahora y que no teníamos en los años de 1950. El apóstol Pablo escribió acerca de una puerta “grande y eficaz” que se le había abierto, pero que había muchos adversarios (1 Corintios 16:9). Podemos imaginarnos su reacción si supiera todo lo que tenemos disponible actualmente para la predicación del evangelio. No hay ninguna otra época de la historia que haya ofrecido algo comparable a nuestra capacidad actual para comunicar el mensaje a millones de personas.
No es frecuente que tengamos la oportunidad de volver a hacer las cosas. Creo que Dios nos ha dado esta oportunidad. ¿Cuán bien las haremos? Si tenemos ese mismo espíritu de sacrificio y de servicio, junto con una profunda dedicación a Dios que era tan evidente en esas primeras fiestas, ¿acaso no podemos esperar cosas más grandes? Hemos visto que han ocurrido muchos milagros en este año pasado. En diciembre del año pasado comenzamos sin ningún recurso tangible, y ahora tenemos 111 congregaciones en los Estados Unidos y más de 100 fuera de ellos. Por la generosidad y la fidelidad de todos ustedes, ahora tenemos fondos para la predicación del evangelio, utilizando nuestra presencia en Internet, que está progresando rápidamente y la facilidad de poder emplear pastores que cuiden del pueblo de Dios alrededor del mundo.
Ahora estamos planeando tener una oficina con el fin de manejar la obra que ha crecido en los últimos nueve meses. Deseamos tener un estudio en el que podamos producir videos, y necesitamos un lugar para tener el personal encargado de interactuar y planear para el futuro. Si bien muchas de estas cosas se han podido hacer hasta el momento sin que tengamos una oficina, creemos que no somos tan eficientes como podríamos y no estamos utilizando nuestros recursos tan efectivamente como pudiéramos hacerlo. A principios de diciembre, tenemos planeado presentarle a la Junta Ministerial de Directores una propuesta con respecto al lugar de la oficina. Cuando la Junta lo apruebe, planeamos empezar a buscar el sitio para la oficina en la ciudad elegida. Esperamos completar este proceso y abrir la oficina en los días de fiesta de la primavera.
Espero que cada uno de ustedes tenga una gran Fiesta de Tabernáculos. Le oro a Dios pidiendo que los proteja a todos y los provea con todas las bendiciones físicas que acompañan su fiesta. Pero por encima de todo, le pido a Dios que nos ayude a re-dedicarnos a una vida de servicio. Hebreos 2:10 nos dice que Dios planea llevar “muchos hijos a la gloria”. ¡Es grandioso saber que hemos sido llamados a participar en esta obra tan grande!
El apóstol Pablo nos escribe en Colosenses 1:3 acerca de: “siempre orando por vosotros”. Así como el amor que tenemos unos por otros es una señal del pueblo de Dios, también es la costumbre de orar por los demás. Y a medida que celebramos otra “primera” fiesta, tengamos estos principios básicos en mente y esperemos que sucedan grandes cosas a pesar de que somos muy pequeños en tamaño. Solo Satanás saldrá ganando si nos sentimos hastiados y nos volvemos escépticos ante nuestro nuevo comienzo. A medida que disfrutemos la fiesta, “creced en la gracia y el conocimiento” del camino de vida de Dios (2 Pedro 3:18). Como pueblo de Dios, ¡No podemos hacer menos!
Sinceramente, su hermano en Cristo,
Jim Franks