Dado por Jim Franks
Predicamos el evangelio al mundo, pero ¿qué estamos haciendo para desarrollar a nuestros jóvenes que se sientan entre nosotros todos los sábados? Una historia clásica ilustra este caso. Dios describe a sus hijos como joyas que necesitan ser pulidas y refinadas. Nuestros jóvenes son así. ¿Qué debemos hacer para ayudarlos? . . .