Cuando conocemos la verdad de los hechos, solemos confundirnos al principio porque el conocimiento nuevo muchas veces contrasta con lo que siempre nos han enseñado.
Una de estas verdades tiene que ver con el aspecto físico que tuvo Jesucristo cuando estuvo en la tierra. La gran mayoría de las personas creen que Jesús tenía la apariencia de un hombre delicado, frágil y de cabello largo. Esta imagen es tomada de las pinturas que se han hecho de Jesús, basadas en lo que los pintores imaginaron o en lo que los religiosos de la época pensaban en relación a cómo era Jesús.