Guadalupe Pérez de Mejía, una mujer que había sido católica por tradición, comenzó a asistir a la Iglesia en el mes de mayo de 1988, poco antes de la Fiesta de Pentecostés, en la antigua Iglesia de Dios Universal. Lleva 24 años en la Iglesia y ha sobrevivido a la muerte de su esposo, Moisés Mejía. En ese entonces, y a pesar de la ignorancia de ciertos aspectos de las fiestas santas de Dios, tomó la decisión de asistir a la Fiesta de Tabernáculos en aquel mismo año, después de preguntarle a los miembros y a los ministros acerca de ésta.